Millones de veces camine atrás de tus pies marcados en la orilla, simulando seguir tu camino. Hasta que me di cuenta que ninguno iba en el mismo canal. Me detuve, me agache y permanecí con la mente en blanco por algunos minutos. Si es verdad, tanto te desee que me olvide por que. Te reirás, supongo, ya que el porque siempre estuvo en mis labios. Pero es así por que seguirte? cuando no te das vuelta. O simplemente hablarte si no me escuchas… hasta con esto me doy cuenta que no sirve. Y sin ir mas lejos esperarte en donde sea, (aunque en la gran mayoría me esperaste vos). A lo que voy es que no cumplo con el consejo que te di… y si, ese es el mal. Ahora poniéndome en tu lugar entiendo tus reacciones, pero no comparto el encierro. Ni tampoco tengo la remota esperanza que me quieras, por que nunca lo hiciste por que lo harías ahora?, opinaría que te sentís solo e irías con alguien que te quiere buscando protección… ¿no es así?. Te engañas, me engañas… hasta que explote y sepas lo que verdaderamente necesitas…
El Mar si… por que es el único lugar donde mantuviste la paz. Y eso lo sé y te lo puedo probar, no vacilaste en aceptar cualquier pedido… si estabas enfrente de él te sentías fuerte, capaz de todo.
sábado, 5 de mayo de 2007
Y SEPAS LO QUE VERDADERAMENTE NECESITAS… EL MAR
Esperar junto a este mar (en el que nacieron las ideas)
sin ninguna idea. (Y así tenerlas todas).
Ser sólo la brisa en la copa del pino grande,
el aroma del azahar, la noche de orquídeas
en las calas olvidadas.
Sólo permanecer viendo el ave que pasa
y no regresa; quedar
esperando a que el cielo amarillo
arda y se limpie de relámpagos
que llegarán saltando de una isla a otra isla.
O contemplar la nube blanca
que, no siendo nada, parece ser feliz.
Quedar flotando y transcurriendo de aquí para allá,
sobre las olas que pasan,
como un remo perdido.
O seguir, como los delfines,
la dirección de un tiempo sentenciado.
Ser como la hora de las barcas en las noches de enero,
que se adormecen entre narcisos y faros.
Dejadme, no con la luz del conocimiento
(que nació y se alzó de este mar),
sino simplemente con la luz de este mar.
O con sus muchas luces:
las de oro encendido y las de frío verdor.
o con la luz de todos los azules.
Pero, sobre todo, dejadme con la luz blanca,
que es la que abrasa y derrota a los hombres heridos,
a los días tensos, a las ideas como cuchillos.
Ser como olivo o estanque.
Que alguien me tenga en su mano como a un puñado de sal.
O de luz.
Cerrar los ojos en el silencio del aroma
para que el corazón —al fin— pueda ver.
Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí.
Dejadme compartiendo el silencio
y la soledad de los porches,
la hospitalidad de las puertas abiertas; dejadme
con el plenilunio de los ruiseñores de junio,
que guardan el temblor del agua en las últimas fuentes.
Dejadme con la libertad que se pierde
en los labios de una mujer
NUESTRA DEBILIDAD
Es verdad, no se toda tu historia, y realmente es tarde para aprender.